Que el denominado acero verde iba a ser uno de los materiales más destacados del 2022 (y en años sucesivos) era algo más que previsto. En los últimos coletazos del 2021 ya se barajaba su nombre como el elemento más disruptivo para el sector y los pasos al frente que protagoniza lo confirman. Uno de los ejemplos más recientes tiene a Volvo como actor principal: la marca ha anunciado que comenzará a usarlo en sus camiones eléctricos este mismo año.
Los avances más destacados en el terreno del acero verde
Además de las decisiones de gigantes de la automoción como Volvo o Mercedes, también se habla mucho del acero verde por las noticias que llegan desde otros puntos de Europa, concretamente desde Suecia. Está previsto que en el paÃs escandinavo comience a operar en 2024 la primera planta de producción masiva de este metal (concretamente en Norrbotten). Según los datos conocidos, en estas instalaciones se recortarán hasta un 95% los gases de efecto invernadero.
Otro gigante, en este caso de nuestra propia industria, también ofrece grandes noticias con respecto al uso de acero más sostenible y respetuoso: ArcelorMittal ya ha probado en una de sus plantas en Canadá el uso de hidrógeno verde para producir hierro de reducción directa.
El hidrógeno, invitado especial a la descarbonización
La descarbonización del sector del metal es imperiosa. Los que trabajamos en ella lo sabemos y no rehuimos nuestra responsabilidad. Por ello dedicamos muchas energÃas a buscar vÃas alternativas de fabricación de acero, que no podemos olvidar es un componente esencial para prácticamente cualquier aspecto de la vida cotidiana. Un ejemplo de su importancia: es indispensable para fabricar turbinas eólicas o postes eléctricos, dos elementos con los que se pretende depender un poco menos de los combustibles fósiles.
No podemos prescindir del acero, ni tampoco va a ocurrir algo asÃ: las estimaciones de la Agencia Internacional de la EnergÃa (AIE) dicen que para 2050 la demanda crecerá un tercio más. Asà que para hacer más sostenible semejante nivel de producción, la solución pasaba -casi obligatoriamente- por encontrar sustitutos que nos permitan fabricar acero sin recurrir a combustibles fósiles (carbón o gas).
Y es justo aquà donde el hidrógeno toma la palabra. Hidrógeno y acero verde son dos conceptos que van de la mano ya que se le contempla como la llave perfecta para prescindir de los combustibles fósiles. El hidrógeno se obtiene a partir de fuentes de energÃa limpia como el agua o el viento; y este último detalle nos trae otra gran noticia: los cálculos que se han hecho a dÃa de hoy apuntan que producir el volumen de acero que precisa la UE se podrÃa hacer -de sobra- con la energÃa eólica que se genera en la propia Europa.
Un desafÃo apasionante
Producir acero verde con cambios de semejante calado como la sustitución del carbón por hidrógeno se presenta como un reto duro, pero apasionante. Aunque la realidad es que tampoco tenemos otra alternativa: por cada tonelada de acero producida por alto horno se vierten dos toneladas de CO2 a la atmósfera. Y con soluciones como el horno por arco eléctrico esta cantidad se reduce a tan solo 100 kg.
La oportunidad está ahÃ, y no debemos perderla. Básicamente porque la sociedad y las empresas no tardarán en pedirnos a las empresas del sector algo muy parecido a un certificado de "Carbono CERO". O en otras palabras: estarán pidiendo acero verde.
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